Con
esta frase el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, dejaba perplejos a
los periodistas que cubrían su rueda de prensa.
Jorge Fernández Díaz. Fuente: Cadena SER |
En
ella el ministro había aclarado algunos puntos con respecto a la banda
terrorista, y cuando un periodista le preguntó sobre la reforma de ley del
aborto que planteó hace semanas Ruiz Gallardón, Fernández contestó: "Esto lo dejamos para luego, si le parece,
porque el aborto tiene poco que ver con ETA; bueno, tiene algo que ver, pero en
fin no demasiado".
Cuando
dice que ‘‘tiene poco que ver con ETA’’,
está utilizando (seguramente sin saberlo) lo que los lingüístas llaman una implicatura conversacional generalizada
escalar. Esto quiere decir que su afirmación cumple una escala (que tiene
poco que ver, que tiene bastante que ver, mucho que ver, muchísimo que ver…
etc.) y que por tanto aunque lo que él quería decir, que supongo que es que el
aborto y ETA no están relacionados, afirma que sí lo están de manera implícita.
Disculpen,
creo que no hacía falta tanta explicación y términología específica… Por un
momento he olvidado que es el propio ministro el que dice justo después que ‘’bueno, tiene algo que ver…’’
Uno
de los argumentos más manidos en contra de la interrupción voluntaria del
embarazo es el de los problemas psiquiátricos que las embarazadas (que no
madres, pues aún no han dado a luz) tienen después de abortar.
Yo
planteo, ¿cómo no van a tener problemas psicológicos y sentimientos de
culpabilidad cuando la propia clase política, aquellos que nos representan y
que dicen ser la columna vertebral de la sociedad democrática, cuando el
ministro del Interior de un Estado de Derecho compara públicamente a las
mujeres que abortan con el terrorismo que tanta sangre ha hecho correr en
nuestro país y que sigue siendo una herida abierta entre los ciudadanos
españoles?
Sin
duda, una metedura de pata la de Fernández Díaz comparable a la de la diputada
del PP, Beatriz Escudero días más tarde, cuando afirmó que ‘’las mujeres que abortan suelen ser las que
menos estudios tienen’’.
Tiene
razón, señora Escudero: las que tienen más posibilidades no abortan, ‘’se van
de compras a Londres.’’